domingo, 4 de agosto de 2013

Entre la piel y el alma.

Hay que ver! no fui capaz de irme a la cama y a dormir. Me fue imposible tras leer....el comienzo. Aquél día en el parque, su mirada posesiva, su forma de agarrar mi cabeza y empujarme buscando su placer , su olor...dioss me enloquece recordarlo!!!

Ansiosa por apagarme un poco recurrí a la ayuda de mi maravilloso amigo "el virtuoso". Con desesperación, con rabia, una y otra vez lo dejé entrar en mi, haciéndome vibrar, con mi sexo ardiendo (nunca había notado tanto calor ahí) Sudando y casi sin fuerzas me metí en la ducha tras mi jueguecito con mi amigo a pilas, y....nada, seguía sintiendome vacía, insaciada. No hubo forma, ni siquiera después de perder la cuenta de los orgasmos, ni siquiera después de sentir que mis piernas temblaban sin fuerzas. Ni un mínimo puede obviar cuanta necesidad tengo de mi SEÑOR.
No me engaño, poco o nada puedo hacer ahora mismo.Me siento inutil. No puede haber peor sensación para una sumisa que la de saberse poco util para su dueño, o al menos así lo veo. Ansío con todo mi alma ser ella,  la persona capaz de cambiar su cielo de nubes negras, pero me doy cuenta que ni siquiera las convierto en gris. Y él.... o dios! él es tan importante para mi como el aire que respiro.
Y entonces, sabiendo que no soy "ella" y que no voy a serlo por mucho que lo desee, que camino he de seguir? No tengo ni la menor idea. Tengo la sensación de estar sentada sobre una maleta, en un cruce en medio de la nada  donde solo veo un poste que indica varias direciones y no tengo ni idea de cual es la correcta.
Pero este tiempo sentada sobre la maleta lo dedico a pensar y a aclarar mis ideas (es que tengo muchos mundos interiores y a veces unos mundos se me enrredan con los otros y el follón es descomunal) Y soy consciente de que ya no voy a ser la de antes aunque la dirección que tome sea la de deshacer el camino andado, volver por donde he llegado. No, ya no seré aquella que se negaba a si misma. Quizá ya no haya más "a sus pies", pero yo....soy sumisa, SU sumisa mi SEÑOR. Me lo grita el alma.



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